Se acaba el verano y llega el momento de refugiarse en el interior.

Todo se vuelve más acogedor cuando planeamos una cena entre amigos en un salón bien decorado, con unos bocados preparados con esmero y descorchando un buen vino que guste a todos.

Hoy mostramos unos sencillos trucos con los que ser el anfitrión perfecto en estas cenas que tanto nos gusta preparar al final del verano.

Parece que se avecina una bajada de temperatura, pero aún tenemos la energía estival con la que nos animamos a juntarnos. Y no hay mejor excusa para disfrutar de la compañía que la de preparar algo rico y sorprender a los invitados con detalles de esos que, aunque sencillos, hacen brillar este tipo de encuentros.

Decoración, ingredientes sorpresa y un buen vino. Tres simples cosas serán suficientes para un éxito asegurado.

 

1. Decoración.

No hace falta remodelar la casa ni pintar el salón para ofrecer una imagen novedosa y agradable. Recomendamos fijar nuestra atención en detalles que sean tanto estéticos como funcionales. Unas servilletas dobladas cuidadosamente pueden alegrar la mesa haciendo de ellas un bonito centro del que ir usando las servilletas según se necesiten. Si la vajilla es bonita y original, los ojos de nuestros invitados creerán estar en un lugar especial y saborearán los platos con una actitud más positiva. También elegir una iluminación indirecta, con diferentes puntos de luz y con bombillas de tonos cálidos harán de la estancia un espacio más apacible donde todos se sentirán dispuestos a charlar y pasar un buen rato.

 

2. Ingredientes sorpresa.

Añade a tus platos estrella esas pinceladas de frescura. Si sueles preparar guacamole para picoteo, puedes añadir una mínima salsa picante o un extra de cilantro para refrescar la sensación grasa del aguacate. Las carnes pueden macerar unas horas antes con especias y conseguir ricos aromas al hacerlas a la brasa. También los pescados pueden gozar de un aire novedoso si los hacemos en formatos menos comunes: tartar de atún con semillas de sésamo, bacalao desmigado en ensalada o salmón marinado en eneldo, limón y mostaza son ideas que siempre funcionan.

 

3. Un buen vino.

No hace falta ser somelier ni gastarse un pastón en una botella para que todos queden contentos. El mejor vino es el que se disfruta en compañía. Hay vinos para ocasiones y personas muy singulares, pero también hay vinos para todos los bolsillos que cualquier paladar admitiría como un trago rico, redondo y suave. Llamamos a esos vinos “el perfecto regalo”, pues si se lo compramos a alguien no iniciado nos dirá que es delicioso, mientras que si lo recibe un experto nos comentará detalles muy interesantes del vino mientras nos dice que está delicioso. Damos tres opciones para que puedas elegir (o tal vez combinar). Con estos vinos el triunfo está asegurado.

– Cune Reserva: la mejor relación calidad precio, tinto de fruta muy madura y un toque de madera. Paladar muy sedoso y trago fácil. Consíguelo aquí.

– Imperial Reserva: una delicia para momentos de celebración. Un clásico de Rioja que alaban expertos y modernos. Selección manual, producción muy reducida y sabores intensos de frutos del bosque y regaliz. La elegancia hecha vino. Consíguelo aquí.

– Viña Real Blanco Fermentado en Barrica: delicadeza de frutas blancas, ligeros toques florales y un cuerpo medio para refrescar cualquier bocado. Paladar suave, fresco y elegante perfecto para quesos y pescados. Consíguelo aquí.

 

 

 

 

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